04 junio 2006

un paréntesis

“L’eternel seul est invulnérable au temps. Pour qu’une oeuvre d’art puisse être admirée toujours, pour qu’un amour, une amitié puissent durer toute une vie (même durer purs toute une journée peut-être), pour qu’une conception de la condition humaine puisse demeurer la même à travers les multiples expériences et les vicissitudes de la fortune – il faut une inspiration qui descende de l’autre côté du ciel.” (Simone Weil, La pesanteur et la grâce)

Que una obra de arte no pueda ser admirada siempre sin la ayuda de la gracia y que, sin esa ayuda, un amor o una amistad no puedan durar toda la vida, es algo que puede constatar el sentido común del alma. La fuerza de este texto está en el paréntesis (“incluso permanecer puros durante un solo día...”). “Siempre” y “toda una vida” se reducen a la humilde duración de una sola jornada, poniendo de manifiesto la vulnerabilidad de nuestros más modestos propósitos, nuestra fragilidad. La larga duración parece disculparnos; la corta nos acusa.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es que quizá no es un problema de duración, no me parece que ella hable de perseverancia: es un problema de cualidad. Lo que nos acusa -que tampoco, porque hay lo que hay- es que somos impuros, que no somos capaces no ya de un día, sino de un solo instante de pureza.
Me parece a mi que lo propio de los que estamos de ce côté du ciel son la belleza modestita y el amor y la amistad normales y corrientes, con algunos instantes de gracia: de pura belleza, de pura amistad, de puro amor por encima de ti mismo. Instantes que permanecen y que bastan a iluminar todo el resto de nuestra vida impura.
Vamos, que a mí justo lo que no me encaja es esa reducción del siempre a la duración del día, como si tuviera más delito, como si ser espíritu puro toda una vida fuera difícil, pero serlo un solo día, hombre, como somos que no nos ponemos, total 24 horitas de nada...

24 abril, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Gracias, querida Cristina, por rescatar esta vieja entrada, que, como todas las del año pasado, estaba huérfana de comentarios (¡no había habilitado esa opción!). En efecto, no es un problema de duración, ni de perseverancia en el tiempo. Al comparar el largo período (toda una vida) con el corto (un solo día), subraya la imposibilidad o la dificultad radical de permanecer puros sin la ayuda de la gracia. Ese paréntesis pone de manifiesto nuestra debilidad, nuestra dependencia. Si sólo hubiese hablado de larga duración, todo sería más banal (¡y mucho más comprensible para nuestro entendimiento, acostumbrado a la caducidad de las cosas!)

25 abril, 2007  

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