13 junio 2007

y toda la noche en vela

Tempranas calles de junio
lavadas por las tormentas,
yo por vosotras vagando
herido de primavera
y ella remota en su alcoba
de Puerto Rico la muerta,
sintiendo el aire de junio
lavado por las tormentas,
con las luces apagadas
y las ventanas abiertas,
con los visillos al viento
y toda la noche en vela.
¡Ay amanecer de junio,
ay mañanita sin ella!

(2004-2007)

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20 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Delicioso, "Julito" (o "Julio-en-arte-menor"), ¡delicioso!

13 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

¡Más que menor, Antonio, más que menor! Lo digo por mi arte, no por el arte menor.

13 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Pues a mí me parece "el 'mayor' de los infinitos 'menores' posibles". Más o menos así lo diría Leibniz.

13 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Lo de "Puerto Rico la muerta" ¿no es un eco de Rodenbach y su "Brujas la muerta"?

13 junio, 2007  
Blogger Alfredo Rodríguez said...

Pero esto qué es, Julio. ¿Una coña marinera o una canción de Sabina (el ¿cantante? que de mayor quería ser poeta y la gente compraba sus libros, y sus libros eran best-sellers de ¿poesía?)?

Bueno, otra cosa, he empezado con tus TRINCHERAS: sublime, amigo. La palabra es sublime. Creo que en este poemario ya "explotas". Pero dónde demonios estaba yo en el año 96 que no me enteré de que se publicaba semejante joya. Creo que voy a nombrarte mi nuevo maestro...

13 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

"Los que no saben casi nada de música" escriben pura música, como esta noche en vela, "melodías que se adueñan de nosotros", "apasionadas repeticiones"... Hay un hilo de oro que atraviesa todas las aportaciones de tu blog, que enlaza sensibilidades y temas, formas y fondos. ¿Quién será el mesanzista que se atreva a enhebrarlo?

13 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Así es, Acton. No llegué a terminar (seguramente por mi culpa) "Brujas la muerta". La poesía de Rodenbach me parece más interesante. El año pasado traduje un par de poemas suyos.

14 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Esto es arte más que menor, Alfredo (tosigo ardento). Ya he escrito en varios sitios que, en el fondo, lo que a mí me gustaría es hacer bien este tipo de poesía, pero sin la gracia (en todos los sentidos) no hay nada que hacer. Me alegra lo que dices de "Las trincheras". Le tengo más cariño que a mis otros libros.

14 junio, 2007  
Blogger Antonio Azuaga said...

Hay muros, fortalezas y torres que rodean ciudades prodigiosas, y hay vallas que sólo guardan jardines. No sé qué pinta la artillería en este caso.

14 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

¡Qué alegría verte por aquí, Boscán! Echaba de menos tus comentarios. ¡Ojalá escribiera pura música! Lo que sí es cierto es que todo, al final, son apasionadas repeticiones; con más o menos valor, pero repeticiones, insistencias. El alma encuentra unos cuantos puntos de apoyo, los convierte en símbolos y repite esos símbolos para entenderse a sí misma. Gracias por ese hilo de oro.

14 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Pues sí, las calles lavadas y la tarde destemplada y tormentosa en Puerto Rico. Tormentosa de tormenta de junio, que no sé si es de las que ya no significan o de las que sí lo hacen.

14 junio, 2007  
Blogger Jesús Beades said...

He terminado de leer Entre el Muro y el Foso. He de rumiarlo, lentamente, pues lo primero que me salta a la vista (o al pecho) es una profunda y aplastante desolación. Y sé que no es eso, por que tú me lo dijiste, y por que algo me lo dice.
Respecto a Las Trincheras. Es cierto que al principio muchos preferíamos el verbo lapidario de Europa (pocos poemas superan a De Amicitia, o Zeitgeist, o Exaltación del Rito), pero con el tiempo esos "taludes dondo fui soldado", esa voluntad que se atasca como las tropas en el puente, esas "preferencias", van calando hondo, y también es para mí un libro muy querido y necesario.

14 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Me parece preciosa, con ese aire de imposible alborada.

Creo que algunos deberían darse de vez en cuando un baño de jarchas y de romancero, por ejemplo, para recuperar el oído y la capacidad de apreciar la belleza en la sencillez. Lo digo porque a mí, desde luego, no me parece una coña marinera, sino fresco y sugerente (Fresca era l'aria e la canzone doce), y delicioso, como dice Azuaga.
Y no es pelota, que ya ves tú pa qué.

15 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Lógicamente, Jesús, me resulta difícil adoptar la perspectiva del lector y ser objetivo con mi propia obra. Puede que "Europa" tenga algo de matinal, de diurno, que los libros siguientes no tienen. Y, en ciertos aspectos, puede que "Las trincheras" contenga más desolación aparente que "Entre el muro y el foso". De uno a otro, ha ido cambiando la luz y ha ido cambiando la música.

15 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Remota, todas las tormentas significan si nos traen otras tormentas a la memoria. Y son completamente significativas si nos hacen pasar la noche en vela.

15 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Gracias, Cristina. Ese "aire de imposible alborada" ennoblece el poema. En consonancia con lo que dices, mira el destino de la obra poética del Marqués de Santillana. Sus cosas más sencillas permanecen vivas y no importa que se hayan escrito hace cinco siglos y medio; se podrían escribir hoy o dentro de cien años. No son intemporales sólo por su valor, sino porque las ha rozado la gracia de la intemporalidad, que es otra cosa. No encontrarás esa gracia ni en su poesía culta ni en ninguna poesía culta, en nada que requiera esfuerzo, porque el esfuerzo pesa y ya sabemos que el peso, la gravedad, se opone a la gracia... La encontrarás, como bien dices, en las jarchas, en el Romancero, en la poesía tradicional. La encontrarás en Lope. Y no lo veremos, pero a Góngora le pasará lo mismo que al Marqués. Su "Hermana Marica" les hablará a todos; su "Polifemo", a quienes se tomen la molestia, y más bien poco.

15 junio, 2007  
Blogger Adaldrida said...

Pues a mí me seguirá gustando Europa la que más. Ea. Y no es que las trincheras no me guste. Con respecto a Entre el muro y el foso... ay. Si dice Beades que da la sensación de desolador, yo me estoy resistiendo. Quiero comprarlo y no quiero. A lo mejor cuando termine el capítulo de la tesis en que estoy metida. La desolación me va ¡fatal!

15 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Gracias a ti, Julio. Es tu respuesta la que ennoblece mi comentario. Qué lujo: De Santillana a Góngora pasando por Lope y por Simone Weil (está bien eso del peso y la gracia, mejor que 'la gravedad y la gracia' y mejor, sobre todo, que 'la pesadez y la gracia').
De todos modos no sé si estoy muy de acuerdo en que el esfuerzo se oponga a la gracia. Más bien me parece que la gracia viste de naturalidad el esfuerzo y que seguramente Lope pasó montones de noches-fabricadoras de embelecos corrigiendo versos, pero es un tema largo.
Con todo, ejemplos de esfuerzo tocado por la gracia de la naturalidad son, entre tus poemas y ya que se habló de Las Trincheras, Puertollano o Preferencias, que cita Beades. El primero parece tan natural como la conciencia o como el recuerdo que nos asalta de modo inoportuno, tan natural como un profundo suspiro: el que empieza con esa columna de humo y termina bajo el sol de Egipto, de un tirón y sin un solo punto. El segundo, con ese aire de charla de sobremesa y esa acumulación aparentemente arbitraria de nis y si acaso, que va cambiando tono e intensidad desde la casi desgana hasta la repentina seriedad -la perpleja tristeza y esos hombres que de repente aparecen en el descampado- y el desgarro final, qué natural, tan natural todo como el discurrir de ese río... Y sin embargo cuánto esfuerzo, y qué difícil facilidad.

15 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Lo primero, la tesis, Rocío. Luego, si lees el libro, verás que no es desolador. Algún poema puede parecerlo, pero sólo eso.

15 junio, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Cristina, ¿sabes que dudé entre la "gracia de la intemporalidad" y la "intemporalidad de la gracia"? Tenía claro lo que quería decir, pero la segunda opción, no sé por qué, me insistió con fuerza. Eliges dos de los poemas que prefiero entre los míos y, como sabes leer y explicar lo que lees como pocos, los mejoras con tu comentario. Dudo de que estén tocados por esa "gracia de la naturalidad". Recuerdo, eso sí, que, cuando los hice, era muy consciente de su particular sintaxis; sobre todo, en el caso de "Puertollano", que también fue el que más esfuerzo requirió. Pero, ¿de verdad el esfuerzo tiene siempre la recompensa de la gracia? No sé.

15 junio, 2007  

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